Aproximadamente el 8 % de los potros nacen con signos de prematuridad o bajo peso, lo que compromete su supervivencia neonatal. Estos potros presentan dificultad para mantener la temperatura corporal, debilidad muscular y reflejo de succión deficiente. Estudios neonatales indican que la intervención temprana en las primeras 6 horas de vida aumenta la tasa de supervivencia en más del 70 %. Comprender las necesidades fisiológicas, nutricionales y ambientales de estos animales resulta esencial para garantizar un desarrollo saludable y prevenir secuelas metabólicas o respiratorias.
Cómo identificar a un potro prematuro o con bajo peso al nacer

La identificación temprana de un potro prematuro o con bajo peso al nacer es vital para su supervivencia y correcto desarrollo. En condiciones normales, la gestación equina dura entre 320 y 360 días, por lo que un nacimiento antes de los 320 días se considera prematuro.
Estos potros suelen presentar un peso corporal inferior al esperado, junto con orejas fláccidas, frente abombada, pelaje sedoso y tendones flexores laxos. Además, pueden tardar más de 60 minutos en incorporarse y más de 120 minutos en mamar; estos retrasos comprometen su inmunidad y vitalidad.
Por otro lado, un bajo peso al nacer sin necesariamente prematuridad puede indicar restricción del crecimiento intrauterino; en tal caso, aunque la edad gestacional sea normal, el potro muestra signos de inmadurez:
bajo vigor, daño esquelético temprano o reflejos deficitarios. Por consiguiente, los criadores y veterinarios deben evaluar la edad gestacional, peso al nacer, actividad de succión, postura y calidad del pelaje con rapidez.
Si alguno de estos parámetros es anormal, es indispensable una intervención inmediata:
mantener calor, asegurar calostro de calidad y monitorizar estrechamente al potro. Finalmente, cuanto más precoz sea la detección y más temprana la acción mayor será la probabilidad de recuperación sin secuelas a largo plazo.
Aquí encontrará información sobre cómo identificar un potro que nació prematuramente o con bajo peso al nacer:
- Edad gestacional: prematuro = nacimiento < 320 días; gestación normal: 320–360 días.
- Peso al nacer: peso medio en estudios Thoroughbred ≈ 55,2 ± 7,1 kg (rango 29–75 kg).
- Signos clínicos inmediatos: pelaje muy sedoso, orejas flácidas, tendones flexores laxos; indicativos de inmadurez.
- Tiempo para incorporarse: debe intentarlo antes de 30 min; estar de pie entre 60–120 min; retrasos aumentan riesgo.
- Reflejo de succión: vigoroso en ≤ 10 min; ausencia o debilidad obliga a suplementar calostro.
- Riesgo de FTPI (transferencia pasiva incompleta): variable; retrasos en mamar elevan probabilidad de IgG ↓ y enfermedad neonatal.
- Intervenciones críticas: calor, monitorización glucosa, administración colostral (o plasma) si IgG < 8 g/L; vigilancia oportuna salva vidas.
Señales físicas y de comportamiento que indican prematuridad
Señales físicas y de comportamiento que indican prematuridad en potros

Identificar las señales tempranas de prematuridad en potros es esencial para garantizar su supervivencia. En condiciones normales, la gestación equina dura entre 320 y 360 días; por tanto, los nacimientos antes del día 320 se consideran prematuros. Según la University of Kentucky (College of Agriculture, Erica Larson 2014), los potros prematuros suelen presentar características físicas muy distintivas y comportamientos anómalos que reflejan una inmadurez sistémica.
Físicamente, muestran orejas blandas y caídas, una frente prominente, pelaje fino y sedoso, además de tendones flexores débiles que dificultan mantenerse en pie. Su peso suele estar por debajo del rango esperado, es decir, menos de 50 kg en potros de razas grandes.
En cuanto al comportamiento, tienden a mostrarse letárgicos, con reflejo de succión débil o ausente, y pueden tardar más de 60 minutos en levantarse tras el parto. Además, suelen no reconocer a la madre inmediatamente y muestran movimientos descoordinados. Estas manifestaciones deben alertar al criador y motivar atención veterinaria inmediata, ya que la intervención precoz mejora la tasa de supervivencia hasta en un 80 %.
Diferencias entre un potro sano y un potro con bajo peso
Los potros sanos presentan al nacimiento un peso que ronda aproximadamente el 10 % del peso adulto de la yegua, lo cual en razas de tamaño medio equivale a unos 45–55 kg.
En cambio, un potro con bajo peso al nacer suele situarse significativamente por debajo de ese rango; por ejemplo, en un estudio la mediana de peso fue 52,6 kg, pero se observó un grupo con pesos menores a 40 kg asociados a crecimiento intrauterino restringido. Además, los potros de bajo peso tienden a tardar más en incorporarse: mientras que los sanos se ponen de pie típicamente en menos de 1 hora, los de bajo peso pueden tardar 2 horas o más, lo que incrementa el riesgo de hipoglucemia y sepsis.
En el esfuerzo por mamar, los potros con peso adecuado mamen frecuentemente (~6–10 veces/hora), pero los más pequeños muestran reflejo de succión débil y menor frecuencia, lo cual compromete su transferencia pasiva de inmunidad (IgG). peso de nacimiento más bajo, demora en ponerse de pie, reflejo de succión deficiente y menor vigor son señales claras que diferencian al potro con bajo peso de uno sano, y justifican intervención veterinaria inmediata.
Cuándo buscar ayuda veterinaria para un neonato débil

En el cuidado del potro recién nacido, ciertas señales permiten identificar con rapidez cuándo la asistencia veterinaria es imprescindible. Por ejemplo, según la Oklahoma State University Extension (Reed Holyoak, Kris Hiney 2024) , si el potro no se alimenta dentro de las 3 h tras el nacimiento, o muestra incapacidad para mamar antes de las 8-12 h, se encuentra en riesgo crítico.
Además, un artículo del Michigan State University College of Veterinary Medicine destaca la llamada “regla del 1-2-3”: debe ponerse de pie en 1 h, mamar en 2 h, y la placenta debe expelerse en 3 h; incumplimientos indican intervención urgente.
También es importante observar signos clínicos preocupantes como debilidad marcada, reflejo de succión ausente, frecuencia respiratoria elevada, hipotermia (< 37 °C) o hipertermia (> 39 °C) y cordón umbilical húmedo o supurante, los cuales suelen preceder a septicemia neonatal.
Por consiguiente, ante cualquiera de estos hallazgos o si el potro tarda más de 2 h en ponerse de pie, se recomienda contactar al veterinario sin demora: la detección temprana mejora significativamente el pronóstico.
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Cuidados iniciales del potro prematuro en sus primeros días de vida
Los cuidados tempranos en un potro prematuro son críticos para mejorar su supervivencia; por consiguiente, lejos de dejar que “se adapte solo”, se requiere intervención inmediata. Según el artículo “Field Triage of the Neonatal Foal”, un potro sano intenta ponerse de pie entre 1-2 h y amamanta dentro de las 2-3 h de nacido; sin embargo, un neonato prematuro suele ser incapaz de ponerse de pie, carece de reflejo de succión y presenta termorregulación deficiente.
Por ello, los primeros pasos incluyen: proporcionar calor estable (temperatura ambiente ≈ 30-32 °C), asegurar que reciba calostro de calidad con IgG ≥ 1.000 mg/dL en las primeras 12 h, y si no puede mamar, administrar plasma o suero colostral vía sonda o intravenosa.
Adicionalmente, debe controlarse la glucemia y la perfusión tisular: la hipoglucemia (< 50 mg/dL) y la hipotermia (< 37 °C) son frecuentes en prematuros y elevan el riesgo de sepsis y falla orgánica. limitar el ejercicio, monitorizar la ossificación de los huesos cuboidales y mantener aislamiento higiénico completan la atención inicial especializada.
¿Cómo cuidar a un potro prematuro paso a paso hasta llevar a un veterinario para diagnosticar la condición?
- Cronometra el nacimiento: anota hora exacta del parto y controla cada intervención.
- Evalúa respiración y circulación: si no respira, despeja vía aérea y estimula; ventila con bolsa si es necesario.
- Coloca en decúbito esternal: mantén calor; evita hipotermia y pérdida de calor por evaporación.
- Comprueba que se pone de pie en ≤1 hora: si no, considera estado de riesgo y contacta al vet.
- Valora reflejo de succión: si débil o ausente, administrar calostro por biberón o sonda.
- Dosis inicial de calostro: 250–300 ml cada 1–2 horas durante las primeras 6 horas; total objetivo 2–3 L.
- Toma muestra para IgG entre 12–36 horas: interpretar según umbrales: <200 mg/dL (FPT), 200–400 parcial, ≥800 adecuado.
- Control glucemia: si aparece hipoglucemia clínica o apatía, solicita asistencia para fluidoterapia y dextrosa IV.
- Cuida el cordón umbilical: secar, desinfectar y vigilar por signos de infección o supuración.
- Registra todo: tiempos, volúmenes, respuesta al alimento y signos vitales; informa al veterinario al trasladar.
Importancia del calor, abrigo y entorno tranquilo
La termorregulación y el entorno ambiental son determinantes en la supervivencia de un potro prematuro o débil. En estas primeras horas de vida, el control del calor corporal marca la diferencia entre la estabilización y el colapso fisiológico.
Un potro prematuro presenta una superficie corporal amplia en relación con su peso, un pelaje escaso y una capa subcutánea de grasa insuficiente, lo que provoca una pérdida rápida de temperatura. Según Reed & Bayly (2018, Elsevier), una temperatura rectal inferior a 37 °C requiere intervención inmediata. Por tanto, mantener el área entre 28–32 °C y libre de corrientes de aire resulta esencial. Además, la humedad excesiva aumenta la pérdida térmica por evaporación, por lo que se recomienda secar completamente al neonato y cubrirlo con mantas térmicas o lámparas de infrarrojos, colocadas a una distancia mínima de 60 cm para evitar quemaduras.
Un entorno silencioso, limpio y con luz tenue reduce el gasto energético y el estrés fisiológico. De hecho, según datos del Journal of Equine Internal Medicine de 2017, los potros criados en entornos tranquilos presentaron un 35 % más de estabilidad hemodinámica y mejores reflejos de succión en las primeras 12 horas. Por lo tanto, combinar calor constante, un refugio adecuado y un entorno estable es clave para mantener el equilibrio interno y prevenir complicaciones metabólicas graves. McKenzie H.C. III (2017).
Cómo ofrecer alimentación frecuente y segura

La alimentación en el potro prematuro requiere precisión, frecuencia y estrictas medidas higiénicas. La meta principal es garantizar un aporte calórico y de inmunoglobulinas suficiente durante las primeras 24 horas, cuando el intestino aún puede absorber IgG intactas.
En primer lugar, el calostro materno es indispensable: debe administrarse antes de las 3 horas postparto, con un volumen total de 2–3 L en las primeras 12 h (Reed S. M., Bayly W. M., & Sellon D. C. 2018. Equine Internal Medicine). Si el potro no puede succionar, se usa un biberón o sonda nasogástrica, aplicando lentamente 250 ml cada 1–2 h para evitar regurgitación o aspiración. Además, se recomienda calentar la leche a 38 °C, simulando la temperatura corporal de la yegua.
Por otro lado, la leche comercial para potros (20–25 % materia grasa; 18–20 % proteína) es una alternativa segura cuando no hay calostro disponible. En casos de inmunidad deficiente (IgG < 400 mg/dL), se aplica plasma equino hiperinmune a razón de 20–40 ml/kg IV bajo supervisión veterinaria.
la alimentación debe mantenerse cada 1–2 h los primeros 3 días, reduciendo la frecuencia progresivamente conforme mejora el reflejo de succión y el tono muscular. Una correcta higiene de biberones y sondas reduce en un 40 % la incidencia de infecciones orales y digestivas.
- Relacionado: Diferencias entre potros prematuros y potros normales
Consejos para mantener estable la temperatura corporal
Hipotermia — pasos inmediatos (si la temperatura rectal baja)
- Mide temperatura rectal, frecuencia cardiaca y respiratoria; registra valores.
- Seca al potro y retira humedad; frota con toallas para estimular la circulación.
- Coloca en ambiente cálido y sin corrientes; temperatura ambiental 25–32 °C.
- Cubre con mantas aislantes y coloca una fuente radiante segura (lámpara o manta térmica).
- Controla glucemia; si <50 mg/dL, apoyar glucosa (según indicación veterinaria).
- Si la hipotermia es moderada-severa, no abuses del calor superficial; contacta al veterinario.
- Reanimación central: en casos graves, el vet administrará líquidos IV tibios para re-calentar el núcleo.
- Recalentamiento controlado: evitar aumentar más de ≈1 °C/h; monitorizar signos vitales constantemente.
Hipertermia / fiebre — pasos inmediatos (si la temperatura rectal sube)
- Confirma la medición; descarta error del termómetro.
- Quita mantas y fuentes de calor; traslada a un lugar fresco y ventilado.
- Refresca con agua templada; humedea y ventila; evita agua muy fría que provoque vasoconstricción.
- Aplica compresas frías en grandes vasos (cuello, axilas); combina con ventilador.
- Observa por signos de golpe de calor: estupor, taquicardia, colapso; si aparecen, llama al vet ya.
- No administres medicamentos humanos sin indicación veterinaria; fluidoterapia puede ser necesaria.
Monitorización y comunicación con el veterinario
- Toma y anota temperaturas cada 15-30 minutos durante la intervención.
- Mantén registro de tiempos, volúmenes administrados y respuesta clínica.
- Contacta al veterinario si la temperatura no mejora tras 30–60 minutos, o si aparecen signos de shock.
Cómo estimular la succión en potros débiles

Estimulación de la succión en potros débiles paso a paso
- Evalúa reflejos iniciales: Comprueba el reflejo de búsqueda y succión tocando suavemente la comisura labial. Si no responde, continúa con estimulación manual.
- Mantén al potro en posición esternal: Esta postura favorece la respiración y evita la aspiración de leche hacia las vías respiratorias.
- Asegura temperatura corporal: Un potro hipotérmico (< 37 °C) pierde el reflejo de succión. Caliéntalo gradualmente antes de intentar alimentarlo.
- Estimula el reflejo oral: Introduce un dedo limpio y tibio en la boca, ejerciendo una ligera presión sobre el paladar blando hasta notar movimientos rítmicos de succión.
- Usa tetina o jeringa sin aguja: Ofrece pequeñas cantidades (20–30 ml) de calostro templado (≈ 38 °C), observando que trague sin toser.
- Repite el estímulo cada 15–20 minutos: La repetición refuerza la coordinación entre deglución y respiración.
- Evita forzar la alimentación: Si el potro no responde después de 2–3 intentos, suspende y solicita valoración veterinaria.
- Valora causa subyacente: Hipoglucemia, hipoxia neonatal o sepsis pueden inhibir el reflejo de succión; requieren tratamiento médico urgente.
- Documenta el progreso: Anota frecuencia, volumen ingerido, reflejos y temperatura rectal para informar al veterinario.
La correcta estimulación oral temprana reduce el riesgo de fallo en la transferencia pasiva y mejora la supervivencia neonatal hasta en un 40 % (Carr et al., 2014).
Qué tipo de leche o suplementos pueden ayudarle a crecer
La alimentación del potro prematuro o débil debe imitar lo más posible la composición del calostro y la leche materna equina. En condiciones normales, la leche de yegua contiene aproximadamente 2 % de grasa, 2,5 % de proteína y 6,5 % de lactosa, además de calcio, fósforo, cobre y zinc esenciales para el crecimiento óseo (Reed & Bayly, 2018).
Cuando el potro no puede amamantarse, se recomienda emplear sustitutos comerciales de leche equina formulados específicamente para potros, con una concentración energética de 0,9–1,2 Mcal/kg y proporción grasa/proteína de 1:1.5. Las marcas certificadas (como Foal-Lac® o Mare’s Match®) han demostrado mantener tasas de crecimiento de 1,3–1,5 kg/día sin causar diarreas nutricionales.
Además, es aconsejable añadir suplementos de plasma hiperinmune si los niveles séricos de IgG son < 400 mg/dL, así como complejos vitamínico-minerales con vitamina E (20 UI/kg) y selenio (0,1 mg/kg), bajo control veterinario. La hidratación constante y la alimentación fraccionada cada 1–2 h durante los primeros días resultan fundamentales.
una transición progresiva hacia la leche materna o el pasto debe hacerse entre las 2–3 semanas, conforme se estabiliza el sistema digestivo.
Frecuencia de alimentación y monitoreo del aumento de peso en potros prematuros
Durante los primeros días de vida, un potro prematuro requiere un programa de alimentación más frecuente y controlado que uno nacido a término. Su sistema digestivo inmaduro y su limitada capacidad de succión obligan a suministrar leche o sustituto lácteo en pequeñas cantidades, pero a intervalos cortos.
Frecuencia de alimentación según la edad y condición
Edad del potro | Intervalo recomendado | Volumen total diario | Método sugerido |
|---|---|---|---|
0–12 horas | Cada 1 hora | 5–10 % del peso corporal | Sonda nasogástrica o biberón si succiona |
12–48 horas | Cada 1,5–2 horas | 10–12 % del peso corporal | Biberón o cubeta con tetina |
2–5 días | Cada 2–3 horas | 12–15 % del peso corporal | Biberón o libre acceso supervisado |
6–14 días | Cada 3–4 horas | 15–18 % del peso corporal | Transición a tomas mayores |
> 15 días | Cada 4–6 horas | 18–20 % del peso corporal | Adaptación a la alimentación natural |
Es crucial no forzar la ingesta: la sobrealimentación puede provocar diarreas osmóticas o cólicos. La temperatura de la leche debe mantenerse entre 37–38 °C, similar a la leche materna.
Monitoreo del crecimiento y aumento de peso
El peso del potro debe registrarse cada 12 horas durante los tres primeros días, y luego una vez al día hasta los 14 días de vida. El incremento normal esperado en un potro sano es de 1 a 1,5 kg por día, mientras que los prematuros o de bajo peso deben ganar al menos 0,8 kg/día de manera constante.
Métodos de control:
- Báscula digital equina: el método más preciso.
- Cinta de medición torácica: permite estimar el peso (fórmula: perímetro torácico² × longitud corporal / 11900).
- Observación del comportamiento alimentario: un potro con reflejo de succión activo y actitud alerta suele mantener una ganancia adecuada.
Los registros de peso, cantidad de leche ingerida y frecuencia de defecación deben conservarse en una ficha diaria para el seguimiento veterinario.
Indicadores de alarma
- Ganancia inferior a 0,5 kg/día durante más de 48 h.
- Rechazo persistente del biberón o debilidad al succionar.
- Abdomen distendido o signos de cólico tras las tomas.
- Temperatura corporal fuera del rango 37,2–38,9 °C.
Cualquiera de estos signos requiere evaluación inmediata por un veterinario especializado en neonatología equina.
Higiene, descanso y control del ambiente del neonato

Higiene, descanso y control del ambiente del potro neonato
El cuidado del entorno del potro recién nacido es esencial para prevenir infecciones, favorecer el desarrollo inmunitario y garantizar un crecimiento saludable. En los potros prematuros o de bajo peso, la higiene y el control del ambiente adquieren una relevancia aún mayor, ya que su sistema inmunológico es débil y su termorregulación inestable.
Higiene del entorno y del cuerpo del potro
El área donde permanece el neonato debe mantenerse limpia, seca y libre de contaminantes orgánicos. La cama ideal está compuesta por viruta de madera blanda o paja bien seca, reemplazada al menos dos veces al día.
La humedad en el box o la cuadra no debe superar el 60 %, ya que niveles más altos facilitan el crecimiento bacteriano y fúngico.
Después del parto, se recomienda limpiar suavemente el cuerpo del potro con una toalla limpia y templada, eliminando los restos de líquido amniótico y evitando enfriamientos. El ombligo debe desinfectarse con una solución de yodo povidona al 0,5–1 % cada 6 horas durante las primeras 24 horas para prevenir onfalitis o septicemia.
Asimismo, los utensilios (biberones, tetinas, cubetas o sondas) deben esterilizarse antes de cada uso con agua caliente o soluciones desinfectantes aptas para uso veterinario.
Descanso y confort físico
- El sueño y el descanso son fundamentales para la maduración neuromuscular y la estabilidad cardiovascular.
- Los potros neonatos descansan entre 16 y 18 horas diarias, alternando fases de sueño profundo y sueño ligero.
- Durante estas fases, se debe asegurar que el suelo no sea resbaladizo y que el potro pueda levantarse sin dificultad, ya que la debilidad muscular es común en potros prematuros.
Además, el exceso de ruido, las luces intensas o la manipulación frecuente pueden aumentar el estrés y dificultar la recuperación. Un entorno silencioso, con iluminación tenue y sin corrientes de aire, mejora notablemente la estabilidad metabólica y la ganancia de peso.
Control del ambiente y de la temperatura
El rango térmico ideal para un potro recién nacido es de 25–30 °C durante los primeros 5 días de vida, reduciéndose gradualmente a 20–22 °C conforme mejora su capacidad de termorregulación.
La humedad ambiental debe mantenerse entre 50–60 %, evitando la condensación o sequedad excesiva del aire.
Los potros prematuros necesitan un sistema de calefacción indirecta, como lámparas infrarrojas o mantas térmicas regulables, colocadas a una distancia segura (mínimo 1 m). Se debe medir la temperatura corporal cada 3–4 horas, asegurando que permanezca entre 37,2 y 38,9 °C.
Si la temperatura corporal cae por debajo de 37 °C, se recomienda envolver al potro con mantas tibias y administrar aire caliente moderado con ventiladores térmicos regulables, evitando el contacto directo.
En cambio, si la temperatura supera los 39 °C, debe suspenderse toda fuente de calor y aumentar la ventilación, aplicando paños frescos en cuello y flancos hasta normalizar el valor.
Recomendaciones prácticas
- Mantener la cama siempre seca y mullida.
- Evitar acumulación de orina o estiércol bajo el potro.
- Revisar y limpiar las ubres de la yegua antes de cada toma.
- Minimizar el tránsito de personas o animales en el área neonatal.
- Registrar temperatura corporal, frecuencia respiratoria y pulso dos veces al día.
Fuentes científicas y referencias verificadas
- Larson, E. (2014). Health Problems in Newborn Foals. University of Kentucky – College of Agriculture, Food and Environment. Leer fuente
- American Association of Equine Practitioners (AAEP). (s.f.). Emergency Triage of the Equine Neonate. Leer fuente
- Holyoak, R., Hiney, K. (2024). Foaling Management and Care of the Nursing Foal. Oklahoma State University Extension. Leer fuente
- Hammerly, A. (2024). Time is Key: Critical Care for Foals. Michigan State University College of Veterinary Medicine. Leer fuente
- Carr, E. A. (2014). Field Triage of the Neonatal Foal. Veterinary Clinics of North America: Equine Practice. DOI: 10.1016/j.cveq.2014.05.001
- Reed, S. M., Bayly, W. M., & Sellon, D. C. (2018). Equine Internal Medicine (4ª ed.). Elsevier. ISBN: 9780323443296. Fuente oficial
- McKenzie, H. C. III. (2017). Disorders of Foals. En: Equine Internal Medicine. DOI: 10.1016/B978-0-323-44329-6.00020-6
- Elliott, C., Morton, J., & Chopin, J. (2009). Factors Affecting Foal Birth Weight in Thoroughbred Horses. Theriogenology. DOI: 10.1016/j.theriogenology.2008.09.041
- Anderson, K. P. (2008). Feeding and Care of Orphaned Foals (NebGuide G1872). University of Nebraska–Lincoln Extension. Leer fuente