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Un potro gris mamando del pecho de su madre

Alimentación del potro prematuro: de la leche al forraje desde el primer día

El potro prematuro enfrenta sus primeros días con un sistema digestivo incompleto, incapaz de procesar sólidos. La leche, su única fuente de energía, debe adaptarse a su capacidad metabólica. Sin embargo, la introducción del forraje entre los días 30 y 40 estimula la maduración intestinal y acelera el desarrollo inmunitario. Estudios clínicos indican que una transición gradual y supervisada reduce en un 30 % los trastornos digestivos neonatales. Comprender cómo evoluciona esta alimentación desde el nacimiento es clave para lograr un crecimiento natural, equilibrado y clínicamente saludable.

Entender las limitaciones biológicas del potro prematuro antes de alimentarlo

Entender las limitaciones biológicas del potro prematuro antes de alimentarlo:

Potro recién nacido mamando del pecho de su madre

Comprender las limitaciones biológicas de un potro prematuro es esencial antes de iniciar cualquier plan nutricional, ya que su organismo no ha completado la maduración funcional necesaria para mantener la homeostasis y procesar los nutrientes de manera eficaz.

Según Lester (2005), el desarrollo intrauterino normal del potro culmina entre los 330 y 345 días de gestación, mientras que los nacidos antes de los 320 días suelen mostrar una inmadurez generalizada en los sistemas respiratorio, hepático, digestivo y neuromuscular. En estos casos, la termorregulación y la succión espontánea pueden estar seriamente comprometidas, lo que requiere soporte médico y una alimentación cuidadosamente controlada.

Por otro lado, el sistema gastrointestinal del potro prematuro presenta vellosidades intestinales más cortas y menor densidad de enterocitos, reduciendo así la superficie de absorción de glucosa, grasas y aminoácidos esenciales. Además, las concentraciones de enzimas digestivas, especialmente la lactasa, son significativamente más bajas que en potros nacidos a término. Por este motivo, la alimentación inicial debe administrarse con volúmenes pequeños y frecuentes, usando leche de yegua o sustitutos enriquecidos, para evitar diarreas osmóticas o distensión abdominal.

Asimismo, el hígado inmaduro limita la síntesis de proteínas plasmáticas y la regulación de la glucemia. Esto aumenta la susceptibilidad a la hipoglucemia neonatal, sobre todo durante las primeras 48 horas. En paralelo, la escasa reserva de grasa parda y de glucógeno hepático disminuye la capacidad del potro para mantener la temperatura corporal, haciendo imprescindible un ambiente cálido y controlado.

Desde el punto de vista hematológico, los potros prematuros muestran un hematocrito bajo y niveles reducidos de inmunoglobulinas séricas, lo que incrementa su riesgo de infecciones bacterianas o virales en las primeras semanas. Por ello, antes de ofrecer alimentación, el veterinario debe evaluar parámetros vitales como la glucemia, temperatura rectal, reflejo de succión y frecuencia respiratoria. Solo tras comprobar estabilidad metabólica y neurológica, puede iniciarse la nutrición progresiva adaptada a su condición.

Por qué su sistema digestivo inmaduro requiere leche modificada o fraccionada

Un potro blanco y marrón mamando del pecho de su madre.

El potro prematuro presenta un sistema digestivo que aún no ha adquirido la capacidad óptima para absorber y metabolizar correctamente los nutrientes esenciales; por ello, se hace imprescindible emplear una alimentación adaptada desde el inicio. En estudios clínicos se ha observado que neonatos con menos de 320 días de gestación tienen menor motilidad intestinal, vellosidades más cortas y una actividad de lactasa y sacarasa reducida en un 30-40 % en comparación con potros nacidos a término. Además, su microbiota intestinal no está plenamente establecida lo que genera una menor resistencia a la proliferación bacteriana y al desequilibrio digestivo y exige tomas fraccionadas de leche con alta digestibilidad; ya que la alimentación continua de grandes volúmenes podría desencadenar cólico o diarrea osmótica.

En consecuencia, la leche modificada, de alta digestibilidad y fraccionada cada 1–2 horas, ofrece una ventaja crítica: permite una absorción gradual, reduce el estrés intestinal y facilita la homeostasis metabólica del neonato.

- Relacionado: Diferencias entre potros prematuros y potros normales

Antes de proceder a cerealización o a emulsionar fuentes de almidón, debe comprobarse que el potro tolera y asimila correctamente la leche base.

  • Desarrollo intestinal progresivo: los potros muestran un crecimiento rápido de las vellosidades intestinales durante las dos primeras semanas de vida, esencial para aumentar la superficie de absorción de nutrientes.
  • Composición bacteriana inicial: la colonización del intestino depende fuertemente del tipo de parto y del contacto temprano con la yegua. Potros nacidos por cesárea o criados artificialmente presentan una microbiota menos diversa.
  • Influencia de la leche materna: la leche de la yegua no solo aporta nutrientes, sino también inmunoglobulinas y oligosacáridos que modulan la flora intestinal y fortalecen la inmunidad local.
  • Impacto del calostro: la calidad del calostro se correlaciona con la maduración intestinal; potros que reciben menos de 1,5 L en las primeras 6 h muestran una absorción deficiente de proteínas séricas. 
  • Relación con enfermedades digestivas: un desequilibrio en la microbiota intestinal está vinculado con una mayor incidencia de diarrea neonatal, cólico y síndrome de mala absorción.
  • Efecto de la alimentación artificial: la sustitución de la leche materna por fórmulas no adaptadas altera la acidez intestinal y retrasa la madurez de las enzimas digestivas (lactasa, maltasa y amilasa). 

University of Kentucky, Martin-Gatton College of Agriculture & Environment. Pyles, Morgan Brewer (2021). Factors influencing mare milk and foal gastrointestinal health (Doctoral Dissertation).

Cómo la debilidad muscular afecta la succión y el consumo de nutrientes

La debilidad muscular en un potro prematuro compromete gravemente el reflejo de succión; sin fuerza adecuada, el neonato no alcanza ni se fija al pezón, lo que reduce drásticamente la ingesta de calostro y leche. Además, los músculos de la lengua, el paladar y la faringe requieren tono suficiente para coordinar la deglución; sin ello, la leche puede aspirarse o regurgitarse, incrementando el riesgo de neumonía por aspiración.

En consecuencia, esta deficiencia refleja una absorción ineficaz de nutrientes: la digestión fraccionada se ve obligada, el volumen por toma debe reducirse y las tomas deben ser más frecuentes para compensar. Por otro lado, al no alimentarse adecuadamente, el potro presenta hipoglucemia, menor movimiento intestinal y menor síntesis proteica; esto limita su crecimiento y potencia el ciclo de debilidad muscular progresiva. En este contexto, intervenir temprano con nutrición asistida, suplementos proteicos y monitoreo del consumo se vuelve esencial para romper esa espiral negativa. (Conze, T.M., Falkenau, A., Goehring, L.S. and May, A. (2022), Complete AV block in a neonatal foal suffering from nutritional myodegeneration).

Nutrición temprana: cómo iniciar la alimentación en potros con bajo peso y reflejo débil

Un potro árabe rojo amamantando a su madre.

Cuando un potro con bajo peso y reflejo de succión débil requiere nutrición temprana, es esencial adaptar el plan inmediatamente. En neonatos débiles, lo ideal es iniciar con cantidades pequeñas divididas cada 1-2 horas, evitando la sobrecarga digestiva; por ejemplo, comenzar con 5 % del peso corporal en leche al día, dividido en múltiples tomas. Además, si el sistema gastrointestinal está inmaduro o hay signos de tolerancia reducida, se recomienda usar una sonda nasogástrica y empezar con volúmenes tan bajos como 10 mL/kg cada 2 horas, aumentando gradualmente hasta alcanzar 10-15 % del peso corporal al día. Por otro lado, la leche de yegua (≈ 500-600 kcal/L) o un sustituto específico proporciona la energía adecuada mientras el reflejo de succión se fortalece.

A su vez, durante este periodo inicial es vital monitorizar la glucemia, la temperatura corporal y el residuo gástrico antes de cada toma; valores elevados de residuo o distensión abdominal obligan a reducir o suspender la alimentación enteral y considerar nutrición parenteral. En consecuencia, este enfoque fraccionado y cuidadosamente supervisado permite mitigar los riesgos de aspiración, cólico o hipoglucemia, y favorece una transición segura hacia la alimentación plena.

Esta es una tabla que muestra cómo ayudar a un potro prematuro a mamar durante el primer día después del nacimiento si no puede mamar de su madre debido a debilidad.

Momento (día 1)

Acción / manejo inmediato

Volumen, técnica y objetivo clínico

0–30 min (inmediato)

Evaluación rápida: temperatura, FC, FR; secar y colocar en decúbito esternal.

No alimentar todavía; objetivo: estabilizar respiración y termorregulación; preparar material de alimentación.

30–60 min

Valorar reflejo de búsqueda y succión; medir glucemia capilar; registrar datos.

Si succión adecuada: ofrecer calostro; 250–300 mL por toma cada 1–2 h; meta 1–2 L primeras 6–12 h.

Si succión débil o ausente (1–3 h)

Colocar sonda nasogástrica por veterinario; verificar posición antes de alimentar.

 Iniciar tomas fraccionadas por sonda; objetivo inicial ≈10% del peso corporal/día; ejemplo: 400 mL cada 2 h en foal 50 kg.

Primeras 6 h (monitorización)

 Controlar residuo gástrico antes de cada toma; vigilar distensión y deposiciones.

Mantener tomas cada 1–2 h; si tolera, incrementar progresivamente hacia 15% del peso/día.

6–12 h

Reevaluar respuesta: temperatura, glucemia, reflejo de succión; ajustar plan.

Si tolerancia buena, continuar aumento gradual; distribuir volumen en tomas frecuentes; evitar bolos grandes.

12–24 h

Medir IgG sérica (12–24 h); valorar FTP; decidir plasma si es necesario. 

Meta al 24 h: alcanzar ≈10–15% peso/día; avanzar a 15–25% en días siguientes si la tolerancia lo permite.

Fin del día 1

Registrar todo: volúmenes, tiempos y signos; comunicar al veterinario responsable.

Si intolera o empeora: considerar soporte IV (glucosa/fluídos) y derivación a UCI neonatal.

Notas breves (prioridad clínica):

  • Siempre utilizar leche de yegua o sustituto específico; calentar a ≈38 °C antes de ofrecerla.
  • Alimentación por sonda exige personal formado; comprobar aspiración y posición.
  • Vigilar glucemia y temperatura cada 1–3 horas las primeras 12 horas.

(Carr EA. Field triage of the neonatal foal. Vet Clin North Am Equine Pract. 2014)

Estrategias para garantizar la ingesta del calostro en potros sin fuerza suficiente

Para asegurar que un potro con reflejo débil reciba el calostro vital, es imprescindible implementar estrategias adaptadas a su condición fisiológica.

Primero, se puede estimular el reflejo de succión colocando el índice limpio en la comisura labial del potro; este acto simple fomenta el movimiento lingual y puede conducir al inicio de la alimentación espontánea. Si esta primera técnica falla, se recomienda la administración por sonda nasogástrica, introduciendo entre 200 y 500 ml de colostro con gravedad específica mayor a 1,060 dentro de las primeras 2 a 4 horas de vida para maximizar la absorción de inmunoglobulinas. Además, repartir el volumen en múltiples tomas pequeñas cada 1–2 horas disminuye el riesgo de aspiración y mejora la tolerancia digestiva; por ejemplo, estudios sugieren un volumen de 10-15 % del peso corporal al día durante el periodo neonatal crítico.

A su vez, la calidad del calostro debe verificarse mediante refractómetro Brix (>23 %) para asegurar concentración adecuada de IgG y, de no alcanzarse, se debe considerar plasma intravenoso.

Finalmente, crear un ambiente cálido, tranquilo y libre de estrés promueve que el potro mantenga bipedestación temprana y mejore su capacidad de succión, lo cual es crucial para el éxito de la ingesta de calostro y la protección inmunitaria inicial.

Dos mejores estrategias para garantizar una administración segura y eficaz de calostro en potros con poca fuerza.

- Relacionado: Cómo cuidar a un potro prematuro o con bajo peso

1. Estrategia natural: estimulación de la succión directa desde la madre

Un potro con bajo peso se prepara para ponerse de pie con dificultad.
  1. Verificar el estado del potro: Comprobar que mantiene temperatura corporal normal (37,5 °C – 38,5 °C) y no presenta debilidad extrema.
  2. Limpiar las vías respiratorias: Retirar secreciones nasales o restos de líquido amniótico que dificulten la respiración y la coordinación de succión.
  3. Asegurar la estabilidad postural: Ayudar al potro a mantenerse de pie; sostenerlo suavemente bajo el pecho si las extremidades son inestables.
  4. Guiar al potro hacia la ubre: Llevarlo hasta la glándula mamaria y permitir el contacto con el olor y el calor de la madre.
  5. Estimular el reflejo de búsqueda: Tocar los labios y la comisura bucal con el pezón; el movimiento lingual indica preparación para mamar.
  6. Comprimir suavemente el pezón: Permitir que una gota de calostro toque el labio inferior; el sabor dulce incentiva la succión instintiva.
  7. Mantener el ambiente tranquilo: Evitar ruidos y movimientos bruscos; el estrés inhibe el reflejo de succión y la producción de oxitocina.
  8. Repetir cada 20 minutos: Si no hay respuesta, ofrecer descanso breve y repetir hasta lograr una succión sostenida.

2. Estrategia artificial: administración de calostro por medios asistidos

  1. Extraer el calostro de la madre: Recolectar manualmente o con bomba estéril durante las primeras 2 horas posparto; conservar a 38 °C.
  2. Medir la calidad del calostro: Usar refractómetro Brix; valores mayores a 23 % indican suficiente concentración de IgG.
  3. Posicionar al potro en decúbito esternal: Esta postura reduce el riesgo de aspiración y favorece el tránsito esofágico.
  4. Administrar con biberón si hay reflejo débil: Introducir la tetina lateralmente en la boca y dejar que succione a su ritmo natural.
  5. Usar sonda nasogástrica si no puede succionar: Introducir lentamente por una fosa nasal hasta el estómago, verificando ausencia de tos o resistencia.
  6. Dosificar el volumen inicial: Ofrecer entre 200 y 500 ml cada 1–2 horas, no superando el 10 % del peso corporal diario.
  7. Controlar signos de intolerancia: Observar hinchazón abdominal, regurgitación o letargo; suspender y consultar veterinario si aparecen.
  8. Repetir las tomas fraccionadas: Mantener intervalos regulares hasta que el potro logre mamar por sí mismo directamente de la madre.

Uso de sondas o biberones especiales para estimular el reflejo de succión

El reflejo de succión en potros prematuros suele ser débil o ineficaz debido a la inmadurez neuromuscular y la falta de coordinación motora.

Por esta razón, el uso de dispositivos asistidos como biberones especiales o sondas nasogástricas se vuelve esencial en los primeros días de vida.

Biberones diseñados para potros neonatos

Los biberones de uso veterinario poseen tetinas blandas de silicona médica, que imitan la textura del pezón materno.

Esto permite activar la respuesta oral natural, facilitando la coordinación entre succión, deglución y respiración.

Además, los modelos regulables permiten controlar el flujo de leche, evitando el riesgo de aspiración pulmonar.

Se recomienda iniciar con tomas pequeñas (100–250 ml) cada hora, incrementando progresivamente según la tolerancia del potro.

Antes de cada alimentación, es útil estimular la boca con un paño tibio para reactivar los nervios sensoriales labiales.

Los biberones más utilizados son los de tipo “Foal Feeder” o “Equine Nursing Bottle”, disponibles en hospitales equinos de referencia.

Estos modelos incluyen válvulas de control y adaptadores ergonómicos que reducen la fatiga muscular durante la alimentación asistida.

Uso de sondas nasogástricas en potros sin reflejo de succión

Un potro gris mamando del pecho de su madre

Cuando el potro no logra coordinar la deglución, se recurre a la alimentación por sonda nasogástrica flexible.

Este método requiere estricta asepsia y debe ser realizado por un veterinario o bajo su supervisión directa.

  1. Lubricar la sonda con gel hidrosoluble estéril.
  2. Introducirla suavemente por una fosa nasal hasta el estómago.
  3. Confirmar su correcta ubicación aspirando suavemente para detectar ausencia de aire.
  4. Administrar leche o calostro tibio (37–38 °C) lentamente, sin superar 500 ml por sesión.
  5. Mantener al potro en decúbito esternal durante y después de la alimentación para prevenir regurgitación.

La sonda se retira tras cada uso o puede mantenerse fija si se requiere alimentación continua.

En este caso, se recomienda reemplazarla cada 24 horas para evitar contaminación bacteriana.

Estimulación progresiva del reflejo de succión

Una vez estabilizado el estado metabólico, debe fomentarse la transición gradual hacia la succión activa.

Esto se logra reduciendo progresivamente la asistencia de la sonda y ofreciendo el biberón a intervalos más frecuentes.

Al mismo tiempo, los ejercicios de masaje oral y estimulación lingual con tetinas templadas ayudan a fortalecer los músculos orofaciales.

La recuperación total del reflejo de succión puede tardar entre 24 y 72 horas, según la madurez neurológica y el tono muscular del potro.

Fórmulas lácteas enriquecidas con inmunoglobulinas y proteínas bioasimilables

Fórmulas lácteas enriquecidas con inmunoglobulinas y proteínas bioasimilables

Composición típica de la leche de yegua (valores medios):

Agua ≈ 89–90 %; proteína ≈ 2,0–2,5 %; lactosa ≈ 5,8–7,0 %; grasa baja, variable.

Concentración de inmunoglobulinas en el calostro y relación Brix–IgG:

Estudios recientes muestran Brix medio del calostro ≈ 27,3 % (SD 5,96) en series amplias; un Brix < 20 % se asoció con riesgo aumentado de FTPI (IgG sérica ≤ 8 g/L).

En la cohorte referida, la IgG sérica media del potro fue ≈ 10,78 g/L (SD 3,26). Estos datos evidencian que el Brix del calostro predice la transferencia pasiva.

Rangos típicos reportados para IgG en calostro equino:

La literatura documenta rangos amplios; valores de ≈30–120 g/L (3.000–12.000 mg/dL) han sido registrados, mostrando gran variabilidad entre yeguas y ordeños. Esto implica que el volumen necesario para lograr IgG sérica protectora varía sustancialmente.

La yegua huele a su potro para animarlo a ponerse de pie y mamar de su pecho.

Implicaciones prácticas para fórmulas y suplementos:

Una fórmula o sustituto debe respetar el perfil osmolar y la proporción proteína:lactosa de la leche de yegua para minimizar diarrea osmótica.

En potros prematuros, conviene fraccionar tomas (pequeñas y frecuentes) hasta que la motilidad y los enzimas intestinales aumenten.

Si el calostro natural es de baja calidad (Brix <20 %), se requiere suplementación inmunitaria (colostro de banco o plasma) bajo criterio veterinario, porque un sustituto lácteo sin IgG no reemplaza la transferencia pasiva. (Musaev A, Sadykova S, Anambayeva A, Saizhanova M, Balkanay G, Kolbaev M. Mare's Milk: Composition, Properties, and Application in Medicine. Arch Razi Inst. 2021 Oct).

Transición nutricional: del soporte artificial a la alimentación natural progresiva

La transición del potrillo desde la alimentación artificial o asistida (ya sea con leche materna ordeñada, calostro de banco o fórmulas enriquecidas con inmunoglobulinas) hacia la lactancia natural y posterior alimentación sólida representa una fase crítica del desarrollo. Durante este período, el sistema digestivo, inmune y metabólico del neonato sufre adaptaciones profundas que determinan su supervivencia y crecimiento futuro.

Fases fisiológicas de la transición

Fase I: Alimentación artificial temprana (0–24 horas)

En potros débiles o prematuros que no pueden succionar eficazmente, se utilizan sondas nasogástricas o biberones con tetina larga y flujo lento.

  • La alimentación se basa en calostro de alta calidad (≥ 20–25 % Brix) o en su defecto, fórmulas enriquecidas con IgG y proteínas bioasimilables.
  • El volumen inicial se ajusta según el peso corporal: 5–10 % del peso vivo repartido en 10–12 tomas diarias.
  • Durante esta etapa, se estimula el reflejo de succión con masajes faciales y ligeros movimientos de la comisura labial.

Fase II: Transición asistida (1–3 días)

Cuando el potrillo logra mantenerse en pie y coordinar succión y deglución, se reduce progresivamente el soporte artificial.

  • Se alterna la administración manual con contactos breves y supervisados con la madre para fomentar el reconocimiento olfativo y el reflejo natural de búsqueda de la ubre.
  • La mezcla entre leche materna y fórmula (transición gradual) evita cambios bruscos en la osmolaridad intestinal y reduce el riesgo de diarrea neonatal.

Fase III: Lactancia materna exclusiva (3 días – 2 meses)

En este periodo el potrillo obtiene todos los nutrientes de la leche de la yegua.

  • El sistema enzimático intestinal (lactasa, peptidasas) alcanza su máxima eficiencia entre los 10 y 20 días de vida, lo que permite asimilar la lactosa y proteínas sin dificultad.
  • Se recomienda monitorizar semanalmente el peso corporal, que debe incrementarse ≈ 1,2–1,5 kg/día en potros de razas ligeras.

Fase IV: Alimentación mixta y maduración digestiva (2–6 meses)

Hacia las 3–4 semanas, el potro comienza a curiosear y consumir pequeñas cantidades de heno y concentrado.

  • A los 2–3 meses, la lactosa deja de ser la fuente principal de energía y aumenta la fermentación microbiana en el colon.
  • La introducción de forraje de alta calidad y un pienso de iniciación (16–18 % proteína bruta, con lisina y calcio equilibrados) facilita el destete posterior.

3. Estrategia de transición práctica paso a paso

Etapa

Duración estimada

Alimento principal

Objetivo fisiológico

Observaciones clínicas

1. Soporte artificial

0–24 h

Calostro o fórmula enriquecida

Transferencia pasiva de inmunidad

Controlar reflejo de succión e hidratación

2. Transición asistida

1–3 días

Mezcla fórmula + leche materna

Adaptación intestinal

Disminuir gradualmente tomas artificiales

3. Lactancia materna

3 d – 2 m

Leche de yegua

Crecimiento lineal y madurez enzimática

Control de peso y deposiciones

4. Alimentación mixta

2–6 m

Leche + forraje + pienso

Desarrollo microbiano y digestivo

Introducir sólidos progresivamente

Cómo introducir gradualmente forraje y piensos blandos sin afectar la flora intestinal

La transición cuidadosa del potro a forraje y piensos blandos es esencial para evitar una alteración brusca de su microbiota intestinal; durante las primeras semanas de vida, el intestino del potro está en fase de colonización bacteriana y su digestión de carbohidratos complejos es limitada.

Por consiguiente, se recomienda iniciar la oferta de heno de lucerna de alta calidad desde el mes de vida, comenzando con 100-150 g por día, valor que se incrementa gradualmente conforme el potro demuestra tolerancia digestiva. Asimismo, los piensos blandos o concentrados diseñados para potros deben contener aproximadamente 18 % de proteína bruta y utilizar como fuente proteica la clara de leche o suero, puesto que las enzimas digestivas (amílasa, proteasa) alcanzan actividad óptima solo después de los tres meses de edad.

Es clave distribuir el nuevo alimento en 3 a 4 tomas pequeñas diarias para permitir una adaptación progresiva del colon y evitar pH cecal bajo, flatulencia o diarrea. Además, debe mantenerse siempre forraje de buena calidad a libre acceso como base del aporte estructural; la literatura indica que la ingesta excesiva de concentrados sin forraje previo puede alterar la fermentación cecal y predisponer a desequilibrios digestivos. Finalmente, el potro debe tener acceso limpio a agua fresca y recibir supervisión veterinaria semanal de la consistencia fecal, el estado corporal y el ritmo de crecimiento, para poder ajustar los volúmenes de pienso y velocidad de incremento sin comprometer su flora intestinal.

Referencias y fuentes veterinarias

  • Lester, G. D. (2005). Maturity of the Neonatal Foal. Veterinary Clinics of North America: Equine Practice, 21(2), 333–355. DOI: 10.1016/j.cveq.2005.04.001. Disponible en: ScienceDirect.
  • Pyles, M. B. (2021). Factors Influencing Mare Milk and Foal Gastrointestinal Health. University of Kentucky, Theses and Dissertations – Animal and Food Sciences. DOI: 10.13023/etd.2021.257. Disponible en: uknowledge.uky.edu.
  • Valberg, S. J. (2002). A Review of the Diagnosis and Treatment of Rhabdomyolysis in Foals. Proceedings of the AAEP. Disponible en: ivis.org.
  • Conze, T. M., Falkenau, A., Goehring, L. S., & May, A. (2022). Complete AV block in a neonatal foal suffering from nutritional myodegeneration. Equine Veterinary Education, 34, e282–e288. DOI: 10.1111/eve.13522.
  • Ralston, S. L. (2004). Feeding the Rapidly Growing Foal. Rutgers University, Department of Animal Science. Disponible en: esc.rutgers.edu.
  • Carr, E. A. (2014). Field triage of the neonatal foal. Veterinary Clinics of North America: Equine Practice, 30(2), 283–300. DOI: 10.1016/j.cveq.2014.05.001. PMID: 25016492. PMCID: PMC7135403.
  • Musaev, A., Sadykova, S., Anambayeva, A., Saizhanova, M., Balkanay, G., & Kolbaev, M. (2021). Mare’s Milk: Composition, Properties, and Application in Medicine. Archives of Razi Institute, 76(4), 1125–1135. DOI: 10.22092/ari.2021.355834.1725. PMID: 35096348. PMCID: PMC8790991.
  • Gallacher, K., Champion, K., & Denholm, K. S. (2025). Mare colostrum quality and relationship with foal serum immunoglobulin G concentrations and average daily weight gains. Equine Veterinary Journal. DOI: 10.1111/evj.14471.
  • Beule, J. (2023). Equine nutrition in the first three years of life. AGROBS GmbH. Disponible en: agrobs.de.

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Cómo cuidar a un potro prematuro o con bajo peso desde el nacimiento - You For Animal says October 26, 2025

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